Un nuevo enfoque, para la investigación de
anomalías cromosómicas difíciles de encontrar, ha identificado 33 genes
asociados con el autismo, y otros trastornos relacionados. Varios de
estos genes también parecen encontrarse alterados, de diferentes
maneras, en las personas con trastornos psiquiátricos, como la
esquizofrenia. Los resultados del estudio, realizado por un equipo de
investigación multi-institucional, han sido publicados en 'Cell'.
"Al secuenciar los genomas de un grupo de niños con
alteraciones del desarrollo neurológico, incluyendo el autismo, hemos
identificado los puntos precisos donde las hebras de ADN se rompen, y
los segmentos se introducen dentro, y entre, los cromosomas. Como
resultado de ello, pudimos descubrir una serie de genes que tienen un
fuerte impacto individual en estos trastornos", ha explicado el doctor
James Gusella, director del Centro de Investigación de Genética Humana,
del Hospital General de Massachusetts, y autor principal del artículo.
El investigador añade que "muchos de estos genes juegan un
papel importante en diversas situaciones clínicas --desde la
discapacidad intelectual severa, a la esquizofrenia de inicio adulto--
lo cual lleva a la conclusión de que estos genes son sensibles, incluso,
a las perturbaciones más sutiles".
Los médicos que evalúan a niños con anomalías del desarrollo
neurológico, a menudo realizan pruebas para examinar los cromosomas;
pero, mientras que estas pruebas pueden detectar anormalidades
significativas en la estructura cromosómica, por lo general, no pueden
identificar un gen específico que ha sido interrumpido.
Las variantes estructurales, conocidas como anomalías
cromosómicas equilibradas (BCA, por sus siglas en inglés) --en las que
los segmentos de ADN se mueven hacia diferentes lugares en el mismo
cromosoma, o son intercambiados por segmentos en otros cromosomas,
dejando el tamaño total de los cromosomas sin cambios-- son
significativamente más comunes en los individuos con trastornos del
espectro autista, que en una población control.
Hace varios años, Gusella y la doctora Cynthia Morton, del
Hospital Brigham and Women, iniciaron el Proyecto de Anatomía del Genoma
en el Desarrollo, para identificar genes importantes en el desarrollo,
mediante la investigación de BCA, pero la tarea de identificar los
puntos de interrupción cromosómicas específicas ha sido lenta y
laboriosa.
Ahora, para obtener una visión más clara del impacto potencial
de BCA en el autismo, el equipo de investigación utilizó un nuevo
enfoque --desarrollado por el doctor Michael Talkowski, del Centro de
Investigación de Genética Humana del Hospital General de Massachusetts, y
autor principal del estudio-- que permite la secuenciación de todo el
genoma de un individuo, detectando los puntos de interrupción de BCA.
Todo el procedimiento puede llevarse a cabo en menos de dos
semanas, en vez de los muchos meses que se requerían antes. Analizando
los genomas de 38 individuos, diagnosticados con autismo u otros
trastornos del desarrollo neurológico, los expertos observaron
interrupciones cromosómicas, y reordenamientos en regiones no
codificadoras de proteínas, que alteraban 33 genes -de los cuales sólo
11 habían sido, previamente, sospechosos en estos trastornos.
Para comprobar sus observaciones, los investigadores
examinaron los datos del mayor estudio genómico sobre la esquizofrenia
hasta la fecha, en colaboración con el doctor Mark Daly, también del
Centro de Investigación de Genética Humana, y descubrieron que un número
significativo de genes alterados por BCA, identificados en el presente
estudio, están asociados a la esquizofrenia, cuando se alteran debido a
variantes muy sutiles, comunes en la población.
"La teoría de que la esquizofrenia es un trastorno del
neurodesarrollo ha sido durante mucho tiempo la predominante, y estamos
empezando a descubrir partes específicas de las bases genéticas que
podrían apoyarla", afirma Talkowski, quien añade que, "también
observamos que diferentes variaciones genéticas --deleción, duplicación o
inactivación-- pueden resultar en efectos muy similares, mientras que
dos cambios similares, en el mismo sitio, pueden tener manifestaciones
muy diferentes en el neurodesarrollo. Sospechamos que las causas
genéticas del autismo, y otras alteraciones del desarrollo neurológico,
son muy complejas y abarcan muchos genes".
Gusella concluye que, "estos resultados sugieren que muchos
genes y vías son importantes para el desarrollo normal del cerebro, y
que la perturbación de algunos de ellos puede llevar a una gran variedad
de condiciones psiquiátricas, o del desarrollo. Tenemos la esperanza de
poder investigar cómo estas alteraciones genéticas alteran otros genes y
vías, y cuál es su prevalencia entre la población general. Este es un
primer paso hacia la comprensión de los genes subyacentes en la
fisiopatología de los trastornos del desarrollo neurológico y
psiquiátrico, y hacia el desarrollo de nuevos tratamientos clínicos".
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