Comer en familia al menos tres veces por
semana reduce en los niños un 32 por ciento el riesgo de que sufran un
trastorno alimentario y un 15 por ciento el peligro de padecer obesidad,
según asegura la coordinadora del área de Nutrición de la Sociedad
Española de Endocrina y Nutrición (SEEN), Pilar Gómez Enterría, en el
marco del 54º Congreso de la Sociedad, celebrado esta semana en Oviedo.
Con motivo de la celebración del Día Nacional de la Nutrición,
el próximo 28 de mayo, esta experta destaca la importante labor que
realizan los padres a la hora de educar a sus hijos en la alimentación y
asegura que el "mejor" consejo que le pueden dar a los más pequeños es
decirles "comete la verdura".
En este sentido, Enterría avisa que hay frases hechas que
"sólo" sirven para "demonizar" determinados alimentos como, por ejemplo,
"si te comes la verdura te doy el postre helado". Una afirmación que, a
su juicio, es un mensaje "erróneo" debido a que da a entender al menor
que la verdura "es lo malo" mientras que el helado "es lo bueno".
"No hay que negociar con la comida. Es cierto que no es
aconsejable obligar al niño a comer algo que no quiere, sin embargo,
tampoco podemos caer en la trampa de la negociación, admitiendo que coma
sólo aquello que les es grato", recalca.
Dicho esto, esta experta explica la importancia que tiene que
los niños duerman ocho horas y realicen ejercicio físico. "Las
actividades extraescolares con las que bombardeamos a nuestros hijos les
impiden dedicar tiempo al ejercicio físico, puesto que acaban el día
tan cansados que es imposible pedirles que jueguen un partido de
baloncesto. Esto ha provocado que el ocio de los niños sea absolutamente
sedentario", destaca.
En este punto, Enterría recuerda que cuando el menor no sigue
esta serie de pautas tiene el riesgo de padecer obesidad. Una patología
que hace que sean "discriminados" en el deporte por ser más torpes a la
hora de llevar a cabo estas prácticas.
Asimismo, la experta nutricionista asegura que los meses de
verano, al no depender de horarios para ir al colegio, son una buena
época de inculcar a los niños el hábito de realizar un desayuno
correcto, incluyendo lácteos, hidratos de carbono, además de ingerir
frutas y verduras de temporada a lo largo del día.
Durante esta época los padres también pueden conseguir que se
limite el uso de la bollería comercial, los platos precocinados
desequilibrados, las golosinas, los frutos secos o los fritos
comerciales.
"El verano puede ser una buena época para intentar establecer
unos hábitos de vida más saludables, reforzando además la actividad
física y valorar qué estrategias son más adecuadas para mantener esos
hábitos el resto del año", subraya.
Por otra parte, esta experta ha alertado de que uno de cada
cuatro niños presenta desnutrición en el momento del ingreso
hospitalario y que, al igual que sucede con los adultos, en muchos casos
esa desnutrición aumenta a lo largo de la estancia en el hospital.
"La alimentación de un niño enfermo para con respecto a la de
un niño sano no difiere significativamente en la calidad aunque sí de
manera cuantitativa, si bien es cierto que deben ajustarse los aportes,
fundamentalmente de calorías y proteínas, en función del estado de
nutrición previo y de la enfermedad que presenten", explica.
Los últimos estudios epidemiológicos realizados confirman que
uno de cada tres niños españoles tiene sobrepeso y uno de cada cinco es
obeso, siendo España uno de los países europeos que mayor tasa de
obesidad infantil presenta y, sobre todo, en el que la obesidad infantil
aumenta más rápidamente.
Esta situación es el resultado, asegura Enterría, de cambios
en la alimentación llamada tradicional y en la disminución de la
actividad física. "Hay un mayor consumo de alimentos preparados con
elevado contenido en grasa saturada y azúcares simples y que en cambio
aportan pocos micronutrientes --vitaminas y minerales--, como bollería,
dulces y golosinas, frente a un consumo muy por debajo de lo recomendado
de fruta, verdura, legumbres", zanja.
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