El Colegio de Ópticos Optometristas de la Comunitat Valenciana (Coocv)
ha recordado que la radiación
solar es más dañina para los ojos que para la piel.
En los últimos años las personas se han acostumbrado a proteger
con cremas solares la piel de la radiación solar, pero "se sigue
olvidando los ojos". Cuando llega el verano, es "fundamental tener un
especial cuidado" con la protección de la visión, ya que la córnea es
300 veces más sensibles que la piel a la radiación solar, y se pueden
provocar daños irreparables en los ojos, ha indicado Roda.
Durante el verano, se pasan muchas horas al aire libre por lo que
hay que extremar las precauciones, especialmente cuando se va a la
playa, a la piscina o a la montaña, zonas de alta irradiación en las que
se multiplica hasta por tres veces el índice ultravioleta normal.
Roda ha explicado que tanto en primavera como en verano es "muy
importante" para la salud visual utilizar gafas de sol de manera
continuada "con un filtro mínimo de categoría 3", ya que en la Comunitat
Valenciana desde primavera hay un índice ultravioleta superior a 4. Un
cuidado que según Vicente Roda "debe extremarse durante las horas
centrales del día, desde las 12.00 hasta las 16.00 horas".
Mientras que la piel tiene una protección natural, la melanina,
para protegerse de la radiación solar, la córnea y el cristalino carecen
de esa protección, y están expuestos a la radiación ultravioleta.
En este sentido Vicente Roda ha asegurado que "si no se toman las
medidas adecuadas, la radiación ultravioleta llega a la retina pudiendo
dañarla a medio y largo plazo". Los daños que surgen a corto plazo
pueden ser la queratitis (quemaduras solares), fotofobia y
enrojecimiento de los ojos.
A largo plazo, el daño puede ser más severo, y se pueden producir
alteraciones agudas de la córnea, cataratas prematuras, lesiones
degenerativas como la DMAE y quemaduras agudas en la retina, que dañan
la visión de forma permanente.
Roda ha recomendado a todos aquellos que vayan a adquirir unas
gafas de sol que lo "importante" que tengan en cuenta que las lentes
deben filtrar todo el espectro ultravioleta (protección UV400) y que
además absorban selectivamente parte del azul del visible (protección
UV450-500).
Por su parte, Silvia Ordiñaga ha apuntado que los ciudadanos deben
de comprar las gafas de sol en establecimientos "especializados".
"Los
establecimientos de óptica son los únicos que garantizan al consumidor
que las gafas de sol que van a adquirir cumplen con todas las normativas
sanitarias y de calidad", ha destacado.
En la actualidad, las gafas de sol están catalogadas como un
equipo de protección individual, sin embargo por su importancia en la
protección de la visión frente a la radicación solar Vicente Roda ha
matizado que desde el Coocv "se cree que las gafas de sol deben de ser
consideradas un producto sanitario", de esta forma en los canales de
distribución "prevalecerá el control de calidad sanitaria que junto a la
moda o estética podrá garantizar la función protectora de nuestros
ojos".
El ojo del niño es más sensible que el del adulto. Su cristalino,
que ejerce de filtro, aún no está a pleno funcionamiento. Antes del
primer año de vida, el cristalino deja pasar el 90 por ciento de la
radiación UVA y el 50 por ciento de la UVB, con lo que llega
directamente a la retina, lo cual puede provocar daños a corto y largo
plazo.
Para reducir el riesgo de padecer estas patologías sin que
repercuta en las actividades de los niños es fundamental que éstos
utilicen gafas de sol e incluso sombrero o gorra con visera delantera.
Los adultos deben tener en cuenta que las gafas de sol no son un
juguete, de ahí que, a la hora de incorporarlas a la actividad diaria
del niño, el pequeño debe conocer las consecuencias de no hacerlo y
asumir que debe tratarlas como un objeto que redunda en su beneficio.
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