Más del 50 por ciento de los pacientes que
sufren rinitis alérgica tiene trastornos de sueño y, uno de cada cinco
sufre somnolencia diurna excesiva por esta causa, según el estudio
'Somniaar', que ha contado con el aval científico de la Sociedad
Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) y la Sociedad
Española de Otorrinolaringología (SEORL).
En concreto, esta enfermedad, que afecta entre el 10 por
ciento y el 40 por ciento de la población española, se manifiesta
principalmente con obstrucción nasal, ocular y estornudos que dificultan
el sueño en los pacientes que la padecen.
La investigación se ha realizado en 2.275 pacientes adultos
con rinitis alérgica, de los cuales el 50,2 por ciento tenía
diagnosticada rinitis persistente y el 49,8 intermitente. Además, en el
97,6 por ciento de los casos los síntomas eran moderados-severos y en el
12,4 por ciento leves. El resultado de este estudio ha demostrado que
un 52,8 por ciento tenía mala calidad del sueño y que un 21,1 por ciento
sufría somnolencia diurna excesiva.
Asimismo, en la muestra ha habido un ligero predominio de
mujeres con una media de edad de 36 años y, para valorar la calidad del
sueño se ha utilizado el 'Índice de Calidad del Sueño de Pittsbursg
(PSQI, de sus siglas en inglés) y cuya escala ofrece una puntuación de
entre 0 y 24 puntos, considerándose patológica cuando supera los cinco
puntos.
Por otra parte, la investigación se ha centrado también en
comparar la mala calidad de sueño con los accidentes de tráfico, dado
que esta relación es directamente proporcional al número de horas
dormidas: a menos horas de sueño, más accidentes.
En este sentido, el estudio ha señalado que la frecuencia de
accidentes de tráfico previos era mayor en las personas que tenían una
mala calidad de sueño, de forma que el 65 por ciento de los pacientes
con antecedentes de accidentes de tráfico previos habían tenido o tenían
este problema.
Y es que, el sueño ocupa más de la cuarta parte de las vidas y
resulta esencial para el funcionamiento normal del organismo y del
desarrollo de funciones intelectuales, especialmente en el aprendizaje.
Además, un buen descanso nocturno es una parte esencial del bienestar,
debido a que existen pocas dudas de que los trastornos del sueño tienen
un efecto marcadamente negativo sobre las funciones cognitivas,
deteriorando el funcionamiento psicomotor, reduciendo la productividad
laboral o el rendimiento escolar y aumentando la probabilidad de sufrir
accidentes.
La falta de sueño puede acarrear trastornos psicológicos como,
por ejemplo, ansiedad, depresión, cansancio, irritabilidad y malestar
general. "Este trabajo plantea nuevos interrogantes sobre la repercusión
laboral o escolar de la rinitis alérgica, quizá fruto de la peor
calidad del sueño, puntos que no se han tenido en cuenta y cuya
repercusión económica es enorme", ha comentado el jefe del servicio de
Alergología del Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza y
principal investigador del estudio, Carlos Colás.
Por último, la investigación 'Somniaar' ha evaluado también
los efectos adversos producidos por el uso de antihistamínicos y su
efecto en las actividades de la vida diaria. Así, con respecto a los
tratamientos que habían recibido los pacientes o que estaban recibiendo
en el momento de la consulta, ha destacado la utilización de los
antihistamínicos, y de manera casi exclusiva, los de segunda generación.
"La somnolencia que pueden producir estos últimos es muy baja e
incluso nula dependiendo del perfil de paciente, de modo que su
administración no debe suponer un riesgo para los alérgicos que en
cualquier momento quieran o deban conducir. De hecho, sólo el 25,7 por
ciento de los encuestados contesto afirmativamente a la pregunta sobre
si relacionaba los efectos adversos de su patología con el tratamiento
prescrito. Por el contrario, aquellos que se encontraban en tratamiento
con alguno de los antihistamínicos no sedantes de segunda generación
tenían mejor calidad de sueño", ha zanjado Colás.
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