El responsable del área de Gestión del
Conocimiento e Investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios
(ITA), Antoni Grau, ha asegurado este martes que la incidencia de los
trastornos de la conducta alimentaria está aumentado en menores de 10
años y mujeres de 40, durante la presentación del manual 'Controversias
sobre los trastornos alimentarios y las medidas para detectarlos y
prevenirlos' del Instituto Tomás Pascual Sanz.
Grau ha señalado que, si bien la franja media de inicio en estos
trastornos es la situada entre los 14 y 25 años, en estos momentos, se
está observando un impulso de los casos en menores de 10 años "con
manifestaciones que no son tan acusadas" como las patologías más
conocidas (anorexia y bulimia) pero que suponen que el pequeño haga
algún tipo de "ayuno".
El trastorno de la conducta alimentaria también es conocido como
el 'Trastorno de Emancipación', pues aparece en la adolescencia como
manera de "frenar" la incursión del individuo en el mundo adulto, ha
señalado este experto. Este tipo de patologías ocupa el tercer puesto
dentro de las enfermedades crónicas más frecuentes en la adolescencia.
Asimismo, este experto ha indicado que también están habiendo
casos de trastornos de la conducta alimentaria en mujeres de mediana
edad que, al repasar su historias, apenan existen episodios de este tipo
en su pasado. Con todo, y pese a que, en sus palabras, la "balanza" se
está igualando, los trastornos de la conducta alimentaria son más
frecuentes en mujeres que hombres, al padecerlos un hombre por cada diez
mujeres.
Por otro lado, Grau ha asegurado que también está aumentando la
incidencia de los Trastornos de la Conducta Alimentaria No Especificados
(TCNE) lo que, a su juicio, supone "un fracaso" a nivel diagnóstico. Se
trata de aquellas patologías que no reúnen criterios para catalogarse
en un determinado grupo.
En este sentido, el responsable del área de Gestión del
Conocimiento e Investigación del ITA ha señalado que los diagnósticos
categoriales son "reduccionistas" y pueden dar lugar a errores. Además
de que suponen el establecimiento de "etiquetas diagnósticas".
"Muchas
veces no tienen fundamento empírico", ha apostillado.
Por contra, este experto ha apostado por la combinación de los
diagnósticos categorial y dimensional a la hora de detectar este tipo de
trastornos de la conducta alimentaria.
Dicho esto, ha informado de cambios en el DSM-5, que establece la
clasificación de los diagnósticos en base a una serie de
características. Éstos pasan por la eliminación de la amenorrea o la
reducción de la frecuencia de atracones de comida semanales.
En este sentido, Grau ha hecho referencia al 'síndrome del comedor
nocturno' que ha experimentado una "mejora" en su diagnóstico y, cuya
incidencia, no ha aumentado. Y ha mencionado también el trastorno de la
vigorexia, que supone una percepción distorsionada del propio cuerpo que
hace al que lo padece verse con un tamaño muy inferior al real.
Para este experto, la prevención de este tipo de trastornos es
fundamental y, para ello, es necesario introducir "programas
multimodales" dirigidos a padres y profesores. Esta formación cobra
especial relevancia en la población definida como de alto riesgo.
Por lo general, entre el 18 y 20 por ciento de los casos de
anorexia nerviosa se hacen crónicos y, entre el 15 y 20 por ciento de
los de bulimia nerviosa, tienen mal pronóstico.
A este respecto, el responsable del área de Gestión del
Conocimiento e Investigación del ITA ha asegurado que la mortalidad de
los trastornos de la conducta alimentaria son inferiores al 5 por
ciento, una tasa, en su opinión, "muy elevada", pues es, incluso, mayor
que la de la mortalidad por adicciones.
Con todo, este experto ha abogado por cambiar las estrategias a la
hora de abordar estas enfermedades. "Es posible que no se curen, pero
hay que intentar que sean útiles y productivos para la comunidad", ha
comentado.
Para ello, su tratamiento consiste en uno de corte
bio-psico-social, en el que participe también la familia. "La familia
puede ser un factor mantenedor y debe incluirse en el proceso de
recuperación", ha dicho. En general, existen, cada vez más, nuevos
abordajes para este tipo de enfermedades que consisten en psicología
positiva, 'empowerment', 'coaching' o inteligencia emocional.
Para abordar este tipo de enfermedades, su prevención, diagnóstico
y abordaje, se ha elaborado el manual 'Controversias sobre los
trastornos alimentarios y las medidas para detectarlos y prevenirlos'
del Instituto Tomás Pascual Sanz, que ha contado con la colaboración de
la fundación Instituto de Trastornos Alimentarios (FITA).
La obra, que recoge el seminario del mismo nombre celebrado el
paso año en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC),
está dividida en 18 capítulos escritos por diferentes especialistas en
el campo de los trastornos alimentarios.
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