martes, 13 de noviembre de 2012

Planificar pronto suaviza la atención final de los terminales

Los enfermos terminales de cáncer tienen menos probabilidades de recibir un tratamiento agresivo como la quimioterapia en sus últimas dos semanas de vida si hablan pronto con sus médicos sobre cómo quieren morir, según un estudio de EEUU.

El análisis, publicado en el Journal of Clinical Oncology, siguió a 1.231 personas con cáncer de pulmón o colon avanzado que murieron durante un periodo de 14 meses, dentro de un estudio más amplio sobre el cáncer.
Los investigadores entrevistaron a pacientes o a sus cuidadores sobre si los pacientes habían hablado con sus médicos sobre su tratamiento de final de vida, y en su caso, cuándo se había producido la conversación.
El tratamiento que intenta mantener con vida a esos pacientes hacia el final suele ser caro y puede no mejorar su calidad de vida o su comodidad. También implica más tiempo en el hospital, en lugar de en casa o en una residencia.
"El tratamiento agresivo al final de la vida para pacientes concretos no es necesariamente malo, es sólo que la mayoría de los pacientes que reconoce que está muriendo no quiere recibir esa clase de tratamiento", dijo la directora del estudio, Jennifer Mack, en el Instituto Dana-Farber de Cáncer en Boston.
Mack y sus colegas comprobaron también los historiales médicos en busca de conversaciones sobre el final de la vida y de tratamientos e ingresos hospitalarios que recibieron los enfermos en su último mes de vida.
Encontraron que la mayoría de los pacientes -el 88 por ciento- había tenido conversaciones sobre su muerte, pero más de un tercio de esas charlas se produjeron menos de un mes antes de que falleciera el paciente, cuando probablemente su salud ya estaba deteriorada. Cerca de dos tercios de las conversaciones se produjeron con los pacientes en el hospital.
Casi la mitad de los participantes recibieron tratamiento agresivo para prolongar su vida, según el equipo de Mack.
Por el contrario, los que habían hablado sobre su muerte más de un mes antes de morir tenían entre un 50 y un 60 menos de probabilidades de recibir ese tratamiento extra que los pacientes que aplazaron esas conversaciones o no las tuvieron en absoluto.
Pacientes y cuidadores que dijeron haber hablado del tema con los médicos eran casi siete veces más propensos a terminar en una unidad de enfermos terminales que los que no recordaban haber mantenido conversaciones sobre la muerte.
"Muchos pacientes no quieren (un tratamiento agresivo) pero no reconocen que están muriendo o que esto sea relevante para ellos", explicó Camilla Zummerman, jefa de cuidados paliativos en la Red de Salud de la Universidad de Toronto.
"Cuanto antes trates estas cosas, más opciones tienes. Si esperas demasiado, acabas teniendo estas conversaciones con alguien a quien no conoces, a quien acabas de encontrar, en un contexto impaciente", señaló.
Zimmermann, quien no participó en el estudio, cree que nunca es demasiado pronto para hablar sobre las preferencias del paciente al final de su vida, aunque puede ser incómodo.
"Creo que la gente teme que plantear esta conversación vaya a hacerle morir", comentó. "En realidad, tener estas conversaciones va a protegerles de un resultado que no quieren al final".

No hay comentarios: