Un estudio liderado por el Instituto de Química Fisiológica de la Technische Universität Dresde, en Alemania, en el que ha participado el investigador de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) Ignasi Roig, ha descubierto el papel clave que juega una proteína hallada recientemente (HORMAD1) en la formación de óvulos y de espermatozoides. El estudio, publicado 'on line' en 'Nature Cell Biology', es útil para profundizar en el conocimiento de los problemas de fertilidad humana.
Según el doctor Ignasi Roig, profesor del Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la UAB, este hallazgo, realizado en ratones, permite profundizar en el conocimiento de los mecanismos que regulan la formación de espermatozoides y óvulos y en la predicción de determinados genes que, si presentan mutaciones, pueden originar problemas de fertilidad en los humanos.
Durante la gametogénesis, las células precursoras de los gametos --los óvulos y los espermatozoides-- sufren un proceso de división celular denominado meiosis, en el cual los cromosomas se emparejan de dos en dos y se mantienen unidos por unas estructuras proteicas denominadas complejos sinaptinemales, así como por puntos de entrecruzamiento, regiones de DNA que intercambian ambos cromosomas. Estos procesos son cruciales para que los gametos tengan el número de cromosomas correcto y evitar que se formen cigotos con cromosomas de más.
Estos investigadores han comprobado que la proteína HORMAD1, específica de la línea germinal y presente también en humanos, está involucrada en el proceso de reparación del ADN que conduce al aparejamiento de los cromosomas, así como en la formación de los puntos de entrecruzamiento y en la correcta formación de los complejos sinaptinemales.
El trabajo ha revelado también que la HORMAD1 participa en otro proceso imprescindible para la progresión de la meiosis, como es el reclutamiento de la proteína ATR sobre las regiones desparejadas de los cromosomas. Cuando este mecanismo falla, se induce la síntesis de determinados genes que acaban resultando tóxicos para las células precursoras de los espermatozoides.
La proteína HORMAD1 fue descubierta en 2009 por los mismos investigadores que ahora han descrito su función. Proteínas homólogas a HORMAD1 en otras especies se conocían y se sabía que están implicadas en procesos de formación de los puntos de entrecruzamiento y de los complejos sinaptinemales. Hasta ahora, estas funciones no habían sido demostradas para las proteínas de ratón.
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