La esclerosis múltiple afecta aproximadamente a unas 45.000 personas en España, la mayoría adultos jóvenes de entre 20 y 40 años, con una prevalencia demostrada de entre 80 y 100 casos por cada 100.000 habitantes, lo que hace que esté considerado como zona de riesgo medio-alto.
Además, y según informa la Sociedad Española de Neurología (SEN) con motivo del Día Mundial de la enfermedad que se celebra mañana, la prevalencia real de dicha dolencia puede ser "aún mayor" ya que progresivamente se están mejorando los métodos de diagnóstico.
Por ello, y dado que se trata de la primera causa de discapacidad sobrevenida en adultos jóvenes en Europa y Norteamérica, esta entidad reclama que se mejore la actividad investigadora profesionalizada en Unidades de Esclerosis Múltiple, así como la creación de grupos multidisciplinarios y multicéntricos de investigación etiopatógena que tengan acceso a grandes series de pacientes.
Además, según recuerda la coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la SEN, Celia Oreja, "aunque no existe ninguna causa conocida ni que se pueda atribuir de forma directa a la esclerosis múltiple, existen tres hipótesis al respecto".
Por un lado la higiene, ya que en los países desarrollados los niños tiene menos contacto con los agentes infecciosos y, por lo tanto, se favorecen las enfermedades autoinmunes.
Del mismo modo, explica esta experta, también se ha comprobado que en los países con menos sol aumenta el número de casos mientras que, aunque se ha demostrado que esta enfermedad no es hereditaria, "existen un número de variaciones genéticas que aumentan el riesgo de desarrollar esta enfermedad".
Asimismo, Oreja asegura que "por razones aún desconocidas" es más común en mujeres, con una proporción de dos casos por cada uno en hombres. De hecho, añade, a medida que aumentan los casos también parece que se incrementa esta proporción en todos los países en que se ha estudiado.
Por otro lado, esta experta también ha destacado que en las últimas dos décadas se han producido muchísimos avances en cada una de las áreas de conocimiento de la enfermedad.
De hecho, este año se ha aprobado el primer tratamiento oral para la enfermedad, que reduce el número de brotes en más de un 50 por ciento al tiempo que contribuye a mejorar la calidad de vida de los pacientes y se incrementa la adherencia al tratamiento gracias a la comodidad en la toma oral.
Asimismo, también se ha aprobado este año un tratamiento antiespástico para que mejora la espasticidad y los espasmos en estos pacientes. Un conjunto de avances, según concluye, que "permitirán un tratamiento más personalizado de los pacientes".
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