martes, 24 de mayo de 2011

La OMS aplaza la fecha de destrucción del virus de la viruela

La decisión sobre cuándo destruir las últimas reservas existentes del virus vivo de la viruela se pospuso tres años más, según decidió el martes la Organización Mundial de la Salud (OMS), en un debate que lleva décadas abierto.

El tema dividió profundamente a la Asamblea Anual de Salud en Ginebra. Irán encabezó la oposición al plan respaldado por Estados Unidos y Rusia de posponer durante cinco años la decisión de una fecha para la destrucción del virus.
Irán lidera la posición de países que argumentan que las reservas almacenadas en Rusia y Estados Unidos deben destruirse ahora debido al riesgo de que caigan en las manos equivocadas.
Estados Unidos consideró que aún se requieren más investigaciones sobre vacunas contra la enfermedad, erradicada hace más de 30 años.
"Hubo mucha discusión en torno al tema de la viruela", dijo Pierre Formenty, de la OMS, en una conferencia de prensa. "Dentro de tres años finalizaremos la discusión", añadió.
El responsable oficial señaló que hubo consenso en que las reservas del virus de la viruela debían ser destruidas, aunque la tarea de establecer una fecha se llevará a cabo dentro de tres años, en lugar de cinco, como pretendían Rusia y Estados Unidos.
El debate sobre cuándo destruir estas reservas ya lleva 25 años y resurgió a finales de la semana pasada.
El debate, que se prolongó durante la noche del lunes y se extendió al martes - último día de la reunión anual de la OMS -, era la última oportunidad para lograr un compromiso sobre el asunto.
Estados Unidos y otros países que respaldan su posición también quieren garantías de que todas las reservas del virus efectivamente se hayan destruido o enviado a los dos reservorios oficiales: los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades en Atlanta y el Centro de Investigación Estatal en Virología y Biotecnología en Koltsovo, Rusia.
Algunos países consideran que existe tecnología para desarrollar nuevas vacunas y antivirales sin la necesidad de usar el virus.
Ambas posiciones coinciden en los temores a una guerra bacteriológica.

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