Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como numerosas
sociedades médicas recomiendan realizar una actividad física de moderada
a intensa de forma habitual para prevenir las enfermedades
cardiovasculares y otros trastornos relacionados con el sedentarismo. El mensaje de caminar 30 minutos o más durante al menos cinco días a la semana
no es nuevo. Sin embargo, nunca está de más dar la bienvenida a
estudios que ofrecen nueva evidencia sobre cómo el ejercicio puede
ayudar a revertir la probabilidad que una persona tiene a padecer una
enfermedad por el hecho de haber nacido en una familia y no en otra.
Precisamente esto es lo que aporta el estudio realizado por
investigadores de la Facultad de Salud Pública Arnold de la Universidad
de Carolina del Sur en Columbia (EEUU) al mostrar la relación
inversamente proporcional que tiene el ejercicio y la historia familiar
en la hipertensión arterial.
Los investigadores siguieron, durante una media de 4,7 años, a un grupo de 6.278 adultos
caucásicos cuya edad oscilaba entre los 20 y 80 años. Todos ellos
estaban sanos al inicio del estudio, no tenían ningún diagnóstico de
tensión arterial elevada y el 33% de ellos tenía un progenitor
hipertenso.
Durante el tiempo del estudio, 1.545 participantes desarrollaron
hipertensión. Sin embargo, tras analizar los hábitos de vida de estos
sujetos y de los que no presentaban una tensión elevada, los
investigadores comprobaron que, en general, el ejercicio intenso se
asoció con un riesgo un 42% menor de desarrollar hipertensión y el moderado con una probabilidad un 26% menor.
Mientras que las personas poco activas y con un progenitor hipertenso
tenían un riesgo un 70% mayor de que su tensión arterial se
'disparase', aquellas que se ejercitaban intensamente sólo sufrían un aumento de ese riesgo del 16%,
a pesar de tener un padre o una madre hipertenso, en comparación con
las que no contaban con un historial familiar con este trastorno.
"Comprender el papel que la historia familiar y el ejercicio juegan
en las enfermedades crónicas es muy importante. Los resultados de este
estudio arrojan un mensaje práctico, que es incluso muy realista, de que
un ejercicio moderado -que podemos definir como caminar 150 minutos a la semana--
puede ofrecer un gran beneficio, concretamente a las personas
predispuestas a tener hipertensión debido a su historia familiar",
señala Robin P. Shook, principal autor del estudio cuyos datos publica
la revista 'Hypertension'.
Shook añade que la correlación entre la cantidad de ejercicio, la
historia familiar y el riesgo de hipertensión es imposible de ignorar.
"Concienciar puede servir al médico y al paciente, trabajando juntos
para encontrar formas efectivas y razonables de evitar enfermedades que
han afectado a los miembros de su familia, en algunos casos, durante
generaciones", concluye.
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