Los
diabéticos que, durante los últimos meses, hayan tenido un mal control
glucémico o que hayan padecido hipoglucemias importantes --nivel de
glucosa en sangre por debajo de lo normal--; las mujeres diabéticas
embarazadas, así como los que padezcan otra patología grave deberían
abstenerse de practicar el Ramadán, tradición musulmana que consiste en
un ayuno desde el alba hasta el anochecer, que comienza este viernes,
por su negativo impacto en la salud.
Así lo ha asegurado este martes la doctora Rosario Serrano, médico
de Familia y miembro del Grupo de Estudio de la Diabetes en la Atención
Primaria con motivo de la presentación de materiales informativos MSD
para pacientes diabéticos sobre 'Las realidades sobre el ayuno durante
el Ramadán--, que se encuentra en la web 'www.msd.es/pacientes'.
Serrano, quien ha señalado que el Ramadán es "un momento muy
importante" para el colectivo musulmán, ha reconocido que al ayuno que
finaliza el 19 de agosto puede conllevar riesgos añadidos para las
personas diabéticas. En España, de los cerca de 1,6 millones de
musulmanes, se estima que más de 220.800 son diabéticos que seguirán la
práctica que impone el Corán.
Por ello, los expertos aconsejan que, entre otras cuestiones, las
personas diabéticas que hayan tenido controlada su glucemia durante los
últimos meses y que cumplan con el ayuno ingieran alimentos como trigo,
sémolas y judías durante el Suhoor --comida realizada antes de que salga
el sol--, puesto que liberan azúcares lentamente.
Todo lo contrario que durante el Iftaar, comida nocturna con la
que se termina el ayuno, y en la que hay que consumir alimentos que
liberen azúcar rápidamente, como las frutas, que aumentarán rápidamente
su glucemia, seguidos de hidratos de carbono. Además de evitar alimentos
con un índice alto de grasas saturadas, como manteca, samosas y
pakoras, o azúcares.
"Las personas con diabetes tipo 2 deben considerar los riesgos que
tiene ayunar. El ayuno puede afectar a su glucemia porque no comerá
durante el día", ha insistido Serrano. De este modo, en sus palabras, ha
pedido que este colectivo siga los consejos médicos y que acudan donde
los profesionales con el objetivo de que "este ayuno conlleve los
menores desajustes en el control de su diabetes".
Asimismo, junto con la dieta, la persona tiene que cumplir, en la
medida de lo posible, con su medicación y con la práctica de ejercicio
físico. En caso de no seguir estas pautas, el diabético puede padecer
una hipoglucemia con síntomas como confusión, mareos, dolor de cabeza o
sudoración. También, una hiperglucemia --exceso de azúcar en sangre que
puede causar daños en los nervios u otros órganos del cuerpo-- y que
tiene síntomas parecidos.
Otras consecuencias derivadas serían deshidratación, pues el ayuno
supone la abstención de alimentos, líquidos y medicamentos; aumento del
riesgo de trombosis o coagulación de la sangre en un vaso sanguíneo o
cetoacidosis diabética. Esta última aparece cuando el cuerpo no puede
utilizar la glucosa como fuente de energía debido a la carencia de
insulina.
Por último, esta experta ha reconocido la alta prevalencia de
diabetes que hay entre la población árabe. No obstante, en el caso
concreto de las personas procedentes del Magreb, norte de África, ha
señalado que la tasa de personas con esta enfermedad es ligeramente
superior a la española (un 13%).
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