En una nefasta rueda de prensa en 1984, la secretaria
de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, Margaret Heckler,
predijo imprudentemente que habría una vacuna disponible contra el sida
en apenas dos años.
Pero una larga serie de intentos fallidos -coronada con
un ensayo en 2007 en el que una vacuna de Merck parecía volver a las
personas más vulnerables a la infección- instaló una sombra sobre la
investigación de una inmunización contra el sida que ha llevado años
deshacer.
Un ensayo clínico de 2009 en Tailandia fue el primero
en demostrar que era posible prevenir la infección con VIH en los seres
humanos. Desde entonces, los descubrimientos han apuntado a vacunas aún
más poderosas que emplean anticuerpos que combaten el virus.
Y los científicos creen ahora que está al alcance una vacuna con licencia para ser comercializada.
"Conocemos la cara del enemigo", dijo el doctor Barton
Haynes, de la Universidad Duke en Durham, Carolina del Norte, y reciente
director del Centro de Inmunología para una Vacuna contra el VIH/sida
(CHAVI por sus siglas en inglés).
El consorcio de investigación fue financiado por el
Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados
Unidos (NIAID), fundado en 2005 por los Institutos Nacionales de Salud
para identificar y superar los obstáculos en el diseño de vacunas contra
el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que provoca el sida.
La financiación del NIAID al CHAVI finalizó en junio.
A diferencia de muchos virus que provocan enfermedades
infecciosas, el VIH es un blanco móvil, que constantemente genera
versiones diferentes de sí mismo, con distintas cepas que afectan a
diversas personas en todo el mundo.
El virus es especialmente perjudicial porque ataca el
sistema inmune, precisamente el mecanismo que el cuerpo necesita para
defenderse.
"El virus es mucho más astuto de lo que pensábamos",
dijo Haynes, que presentará el avance en la investigación de una vacuna
contra el VIH en la conferencia de 2012 de la Sociedad Internacional del
Sida, que se celebrará en Washington entre el 22 y el 27 de julio.
Gracias a los medicamentos que pueden controlar el
virus durante décadas, el sida ya no es una sentencia de muerte.
Las nuevas infecciones han disminuido un 21 por ciento
desde el pico de la pandemia en 1997 y los avances y la prevención -a
través de programas de circuncisión voluntarios, la prevención de la
transmisión de madres a hijos y el tratamiento temprano- prometen
reducir la tasa aún más.
Con todo, unos 34 millones de personas están infectadas
con VIH en todo el mundo. Y con 2,7 nuevas infecciones sólo en 2010,
los expertos señalan que una vacuna es todavía la mejor esperanza para
erradicar la enfermedad.
Los equipos han estado trabajando en una inmunización
durante casi tres décadas, pero no fue hasta la aparición del ensayo
clínico de 2009 sobre la RV144, que incluyó a más de 16.000 adultos en
Tailandia, que se obtuvo algún indicio de éxito.
La prueba de una combinación de dos vacunas ha tenido
varios grandes fracasos, incluida la funesta noticia de que la
inmunización de Merck habría aumentado el riesgo de infección entre los
hombres que no estaban circuncidados y habían estado previamente
expuestos al virus que contiene esa vacuna.
"Eso tuvo un efecto extremadamente escalofriante en
todo el campo", dijo el coronel Nelson Michael, director del Programa de
Investigación Militar del VIH de Estados Unidos, del Instituto de
Investigación del Ejército Walter Reed, que dirigió el ensayo sobre la
RV144.
El estudio tailandés evaluó las vacunas ALVAC de Sanofi
y AIDSVAX, originalmente creada por Genentech de Roche Holding. Ambas
habían arrojado resultados pobres en ensayos individuales.
Pero luego llegó la sorpresa. Los resultados publicados
en 2009 demostraron que la combinación de las inmunizaciones reducía
las infecciones con VIH un 31,2 por ciento.
Según Michael y muchos otros expertos, el resultado no
era lo suficientemente grande como para ser considerado efectivo, pero
el impacto sobre los investigadores fue enorme, dijo Wayne Koff, jefe
científico de la Iniciativa Internacional por una Vacuna contra el Sida
(IAVI), con sede en Nueva York.
Un análisis exhaustivo del ensayo tailandés, publicado
este año en New England Journal of Medicine, ofreció indicios sobre el
motivo por el que algunos voluntarios habían respondido.
El estudio, dirigido por Haynes y llevado a cabo por
científicos del Walter Reed y otras 25 instituciones, halló que los
hombres y las mujeres que estaban vacunados generaban anticuerpos contra
una región específica de la cubierta externa del virus, lo que sugiere
que esa zona brinda un blanco importante para las vacunas.
Ahora se está preparando un ensayo de seguimiento para
probar vacunas en heterosexuales en Sudáfrica y en varones homosexuales
en Tailandia.
Una vez más, el ensayo usará la vacuna de Sanofi, pero
en lugar de AIDSVAX los investigadores emplearán una inmunización
diferente con un agente mejorador de Novartis.
Michael espera que los estudios sobre su efectividad a gran escala comiencen en 2016.
La esperanza es tener al menos un 50 por ciento de
efectividad, un nivel que matemáticamente los modeladores dicen que
podría tener un impacto importante sobre la epidemia. Michael cree que
ese podría ser el camino para tener la primera licencia de una vacuna
contra el VIH, posiblemente en 2019.
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