El consumo abusivo de alcohol puede causar
hasta 60 enfermedades, entre las que se incluyen las físicas y
psicológicas, advierte el doctor Josep Guardia, psiquiatra de la Unidad de Conductas Adictivas del Hospital de la Santa Creu I Sant Pau (Barcelona), con motivo del Día Mundial Sin Alcohol, que tiene lugar este jueves.
En concreto, el consumo abusivo de alcohol produce problemas en el
hígado, páncreas o estómago así como en el sistema nervioso central y
periférico. Además de una "mayor vulnerabilidad para las infecciones, trastornos psiquiátricos como ansiedad, depresión o insomnio y disfunción sexual", explica este experto.
Este fenómeno es el responsable también de accidentes mortales o que pueden dejar "secuelas de por vida",
asegura Guardia, quien añade que también genera problemas en las
relaciones con la familia o pareja así como la pérdida del empleo, el
aumento de casos de violencia doméstica o agresiones.
En este sentido, Guardia lamenta que las personas con este tipo de problemas "no suelen pedir ayuda y, cuando lo hacen, es por otras enfermedades o trastornos psiquiátricos".
Entonces, los médicos de Atención Primaria que, en sus palabras, no
están muy instruidos a la hora de tratar el consumo de alcohol en sus
consultas, derivan a los pacientes a los especialistas para tratar sus
cormobilidades.
"Muchas veces pasan por delante de la consulta y al medico se
le escapa que detrás de aquel problema había un consumo excesivo de
alcohol", insiste. A veces, el sanitario detecta estos problemas y
deriva a su paciente a un centro especializado pero es el propio
paciente quien rechaza acudir "porque prefiere al médico de cabecera o psiquiatra", explica.
Se trata, por tanto, de "obstáculos diversos que no permiten que la persona llegue al servicio especializado",
afirma este experto, a la par que destaca que "dada la elevada
comorbilidad médica y psiquiátrica que presentan los pacientes con
dependencia del alcohol, sería importante que los hospitales generales
tuvieran un servicio especializado en el diagnóstico y tratamiento de la
dependencia del alcohol". En el conjunto de la Unión Europea, solo el
10 por ciento de las personas con dependencia recibe tratamiento.
Los hombres son tres veces más propensos a padecer una adicción por
alcohol que las mujeres, a consecuencia de la cantidad y frecuencia de
la ingesta, aunque "la realidad actual puede variar en el futuro", señala Guardia.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el consumo de
riesgo se sitúa entre los 40-60 gramos de alcohol puro al día, en el
caso de los hombres, y en 20-40 gramos en el de las mujeres. Una copa de
vino o una caña de cerveza contiene 10 gramos de alcohol puro mientras
que un combinado contiene 20.
En general, cerca de 200.000 personas en España --173.600 hombres y
28.410 mujeres-- sufren dependencia del alcohol, según datos de la
Encuesta Mundial sobre Salud Mental del año 2001, último año del que se
tiene este dato. Lo que significa que el 1,2 por ciento de los hombres y
el 0,2 por ciento de las mujeres en España comprendidos entre los 18 y
los 64 años padecen esta adicción.
El perfil de una persona que consume de manera inadecuada alcohol
es el de "un hombre de 35 a 45 años, que puede tener un nivel medio de
estudios, que está trabajando o en paro, que tiene pareja o familia, y
que puede haber tomado otras sustancia adictivas durante su juventud
(cocaína o cannabis)", describe el psiquiatra.
Para este experto, la crisis económica está incrementado los casos
de alcoholismo. "La mayoría de personas que toma drogas consume
alcohol, pues en un momento de crisis, al disponer de poco dinero para
comprar drogas, lo poco que tienen, lo destinan a comprar alcohol porque
es barato, se encuentra en cualquier sitio y a cualquier hora", explica
Guardia.
En relación a las políticas de prevención de consumo de alcohol, este experto lamenta que, en España, sean "poco o nada eficaces",
y que, en 2008, no entrase en vigor la Ley de protección del menor con
respecto al consumo de alcohol, que fue bloqueada por varios agentes.
Se trata de un texto que tenía como objetivo limitar la promoción,
el patrocino y las ventas a menores de 18 años. La no puesta en marcha
de políticas eficaces está, a su juicio, derivando en que los jóvenes
estén desinformados y banalicen el consumo de alcohol.
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