martes, 8 de febrero de 2011

Cerca de 16.000 personas mueren prematuramente cada año en España por contaminación

DKV Seguros y la Fundación Ecología y Desarrollo (ECODES) han alertado este martes de los peligros para la salud causados por la contaminación atmosférica, que causa anualmente unas 16.000 mueres prematuras en España, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Coincidiendo con la polémica surgida en los últimos días por los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en ciudades españolas como Madrid o Barcelona, la aseguradora ha presentado el segundo Observatorio DKV Salud y Medio Ambiente, realizado en colaboración con ECODES y que este año está dedicado a "estudiar los efectos de la contaminación atmosférica sobre la salud".
Y es que la OMS estima que alrededor de 2 millones de personas podrían morir cada año por alguna causa atribuible a la contaminación atmosférica, la mayor parte en los países en desarrollo donde las altas concentraciones de partículas se asocian con 300.000 defunciones prematuras anuales en Europa y 21.000 a la contaminación por ozono. En España, se atribuyen a estas causas alrededor de 16.000 muertes prematuras.
  Por ello, ambas empresas han recordado a las administraciones públicas, empresas y sociedad en general que es "imprescindible" que se "pongan en marcha medidas para evitar que la contaminación siga aumentando hasta los extremos que este anticiclón está evidenciando", para prevenir los efectos en la salud.
Bajo el título 'Contaminación Atmosférica y Salud', el documento (que ha sido elaborado por expertos del sector) repasa los últimos estudios realizados en torno a esta materia, y da a conocer las principales causas de la contaminación atmosférica y los efectos que produce sobre el organismo.
Así, pretende ser una herramienta de intercambio de experiencias en materia de salud y medio ambiente, para fomentar la información y concienciar al sector asegurador sobre los nuevos riesgos ambientales que existen para la salud de las personas.
El informe identifica en primer lugar las causas de la contaminación atmosférica, llamando la atención sobre partículas en suspensión como PM10 y PM2,5, así como de otros materiales que resultan tóxicos en altas concentraciones como el dióxido de azufre (SO2) y la mayoría de las combustiones que producen óxidos de nitrógeno (NO y NO2).
Otros gases como el monóxido de carbono (CO) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) como el benceno contribuyen, asimismo, a la contaminación atmosférica. Entre los contaminantes secundarios destaca el ozono troposférico (O3), que puede encontrarse en concentraciones elevadas incluso en zonas alejadas de las fuentes de emisión.
Así, identifica el tráfico rodado como el causante del 75 por ciento de las emisiones que "más preocupan" --entre el 40 y el 60 por ciento en las ciudades españolas--, como las partículas, los óxidos de nitrógeno y otros precursores del ozono troposférico.
"La reducción de dichos contaminantes resulta imprescindible debido al amplio porcentaje de población expuesta y a sus serios riesgos para la salud, así como por sus importantes costes sociales, ambientales y económicos", señala el estudio.
Por otro lado, las actividades de construcción y demolición constituyen otra fuente importante y "muy poco conocida" de contaminación del aire en zonas urbanas, siendo los principales contaminantes las PM10 y los NOx, ligados al tráfico de vehículos pesados y maquinarias diversas.
  "Geográficamente, la topografía urbana y el clima del sur de Europa hacen que la emisión del tráfico produzca mayor impacto en los niveles en el aire respecto al centro y norte de Europa", puntualiza el documento.
Por ello, es necesario diseñar "rigurosas estrategias para la mejora de la calidad del aire en zonas urbanas", que incluyan tanto "medidas reguladoras del tráfico rodado como de las actividades de construcción y demolición".
Restringir el tráfico, delimitar amplias zonas peatonales, mejorar el transporte público, impulsar los vehículos ecológicos y los carriles bus y de alta ocupación, limitar la velocidad en las vías urbanas, renovar el parque de vehículos, cumplir las normas de emisiones europeas, usar motores de gas natural, gases licuados del petróleo, híbridos, eléctricos y de hidrógeno; mejorar el combustible y el tratamiento de gases o instalar filtros de partículas son algunas de las recomendaciones de DKV y ECODES.
Asimismo, proponen diversas prácticas en la construcción y demolición que permitirían reducir, "en gran medida", esta fuente de contaminación, tales como comenzar la obra contra el viento dominante, cubrir las zonas finalizadas con vegetación, evitar la quema de materiales, oponer barreras resistentes al viento y controlar la formación de barro.
  En el caso de la demolición, se trataría, por ejemplo, de reducir la altura y desplome de los materiales, usar aspersores de agua para reducir el polvo y cubrir correctamente las cajas de los camiones.
   Rotundo éxito de los programas de reducción de agentes contaminantes.
Según los expertos que han participado en este Observatorio, estas medidas tendrían efectos muy positivos en la salud de la población, con un descenso de la mortalidad, mejoras en los asmáticos y aumento de la esperanza de vida en la población general.
Eso a pesar de que los principales afectados por esta situación son los niños, a quienes puede afectar la función pulmonar, agravar el asma y causar síntomas como tos y bronquitis; así como personas que sufren patologías respiratorias, cardiovasculares o diabetes, así como las de edad avanzada con enfermedades crónicas. "Estas personas deben tener especial cuidado, protegiéndose de la polución", recomiendan.
Además, apuntan que los efectos de la contaminación atmosférica en la salud van desde alteraciones pulmonares y problemas cardíacos hasta el aumento del número de muertes, de ingresos hospitalarios y visitas a urgencias. Y apostillan por último que "a medida que los efectos son menos graves, el porcentaje de población afectada es mayor".

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