Las complicaciones graves de la cirugía de cataratas, que pueden causar ceguera, son poco frecuentes y están disminuyendo desde la década de 1990, según indicó un estudio efectuado en Estados Unidos. Una catarata es un trastorno que nubla el cristalino del ojo y se produce por una acumulación de proteínas en esa zona con el envejecimiento.
Extirpar la catarata es la cirugía ocular más común de Estados Unidos; cada año se realizan más de 3 millones de intervenciones.
Aunque es segura, puede tener algunas complicaciones visuales, como inflamación grave del ojo, sangrado y desprendimiento de la retina, el tejido sensible a la luz en la pared ocular. Pero, según publica la revista Ophthalmology, esos problemas están disminuyendo.
Un equipo halló que cuatro de cada 1.000 pacientes de la cobertura federal Medicare operados en el período 2005-2006 tuvieron por lo menos una complicación grave el año siguiente, comparado con seis de cada 1.000 en 1994-1995.
Al considerar distintos factores de riesgo de las complicaciones, los pacientes operados en los 90 eran un 21 por ciento más propensos a sufrirlas que los intervenidos más recientemente.
"El análisis confirmó que la cirugía de cataratas es un procedimiento seguro y con bajo riesgo de causar efectos adversos, y que el perfil de seguridad siguió mejorando en la década pasada", dijo el autor principal, doctor Joshua D. Stein, de la University of Michigan en Ann Arbor.
La operación se realiza con una técnica llamada facoemulsificación, en la que el cirujano realiza una pequeña incisión en la membrana externa del ojo, coloca una sonda diminuta que emite ondas de sonido que destruyen el cristalino, que se succiona y se reemplaza con lentes artificiales.
En los 90 se utilizaba la misma técnica, por lo que Stein comentó que los avances de la tecnología médica explicarían la disminución de las complicaciones graves.
Existen pacientes con más riesgo de tener complicaciones que otros, como las personas con retinopatía diabética proliferativa (un estadio avanzado del daño en los vasos de la retina que produce la diabetes). Esos pacientes tenían un 62 por ciento más riesgo de tener efectos secundarios graves que el resto.
Por eso, señala el equipo, cuando las personas con retinopatía diabética tienen cataratas, lo mejor sería considerar la cirugía lo antes posible.
Los pacientes a los que se les realizaba otra cirugía ocular junto con la de cataratas también tenían más riesgo de sufrir complicaciones, aunque Stein indicó que es un resultado que se debe interpretar con cautela.
"Se necesitan más estudios, con otras fuentes de datos, para descifrar algunas de las causas de la tendencia observada", dijo el autor.
Para el equipo, los próximos estudios deberían analizar también cómo reducir las complicaciones quirúrgicas en los grupos de riesgo, como las personas con retinopatía diabética avanzada.
En Estados Unidos, la mitad de las personas de 80 años tendrá cataratas o se operará por cataratas a un costo de entre 1.500 y 3.000 dólares por cirugía.
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