La tesis doctoral del psicólogo Eduardo Zubiri Vidaurreta indica que "los pacientes laringectomizados que recuperan la voz "reducen significativamente los niveles de depresión", un trabajo que ha estudiado cómo viven estas personas el proceso desde que inician el aprendizaje de la voz esofágica hasta que adquieren una mínima capacidad de comunicación oral.
La tesis doctoral 'Consecuencias psicológicas de la laringectomía total: ansiedad y depresión antes y después del aprendizaje de la voz erigmofónica' ha sido dirigida por las profesoras Milagros Pollán Rufo e Inés Gabari Gambarte, del departamento de Psicología y Pedagogía de la UPNA, y ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude. Eduardo Zubiri es licenciado en Psicología (Universidad de Salamanca, 1981) y Psicólogo del lenguaje (Universidad de Salamanca, 1983), según ha informado la UPNA en una nota.
La laringectomía total (procedimiento quirúrgico para retirar la laringe) supone gran impacto en quienes la padecen, debido a las consecuencias de la intervención y de la enfermedad, no sólo en la imagen corporal y en la comunicación, sino también en aspectos emocionales como el incremento de ansiedad y depresión.
El psicólogo Eduardo Zubiri ha destacado que "la pérdida de la voz es la consecuencia más evidente de la laringectomía total y por ello se dedica especial atención a su recuperación y a la posibilidad de volver a hablar".
El objetivo principal de su tesis doctoral ha sido determinar cómo influye el aprendizaje de la voz erigmofónica (o esofágica) en las respuestas de ansiedad y depresión en los pacientes laringectomizados totales. En el estudio se han comparado dos momentos: antes de aprender la voz erigmofónica y después de haber adquirido un nivel mínimo de conversación.
En el estudio han participado 40 pacientes laringectomomizados totales, procedentes de la Asociación Navarra de Laringectomizados (34 pacientes) y del Hospital de San Pablo y de la Santa Cruz de Barcelona (6 pacientes), con una edad media de 61,35 años. El paciente más joven tenía 44 años y el mayor 89, aunque el 87,5% de los casos se situaba en la franja de 50 a 69 años. El 95% eran hombres y fumadores.
La primera conclusión fue que el 82,5 por ciento de los pacientes laringectomizados no mostraron un nivel de ansiedad significativo en el momento en el que iban a iniciar el aprendizaje de la voz erigmofónica; sólo el 7,5 por ciento superó el corte que indicaba la existencia de alto índice de ansiedad.
En el caso de la depresión, los niveles en el inicio del aprendizaje fueron ligeramente superiores, ya que el 12,5 por ciento sí superó el corte indicador de depresión. "Hemos encontrado diferencias significativas en los niveles de depresión antes y después del aprendizaje de la voz erigmofónica, por lo que podemos afirmar que el dominio de la voz erigmofónica reduce los niveles de depresión en los pacientes laringectomizados", ha indicado Zubiri.
En estudios anteriores la pérdida de la voz se consideraba un factor que aumentaba tanto los niveles de ansiedad como de depresión. En el trabajo desarrollado por el doctor Zubiri se ha comprobado que la pérdida de la voz supone un sentimiento de incapacidad para un 50 por ciento de los pacientes, pero sólo para el 25 por ciento es lo que más les molesta después de la laringectomía.
"La percepción que los propios pacientes tienen sobre la calidad y funcionalidad de la nueva voz adquirida son variables que influyen en los niveles de depresión, pero no en los de ansiedad. El hecho de que consideren que su habla no es funcional ni de buena calidad, sobre todo comparándola con la voz laríngea que tenían antes, no produce un aumento significativo de los índices de ansiedad, pero sí de los de depresión", ha destacado.
Otra de las aportaciones de su investigación ha sido definir el perfil del paciente que no ha logrado reducir su nivel de depresión, "en el que efectivamente hay factores relacionados con la voz, pero también otros y no podemos determinar la importancia relativa de cada uno".
En concreto, se trata de un paciente que ha aprendido a hablar con dificultad, ya que le ha costado más de seis meses, y no se siente nada satisfecho con su nueva voz.
La investigación reflejó también que los pacientes viudos o solteros presentaban puntuaciones más elevadas en depresión. Según Zubiri, "el apoyo familiar, el de la pareja, los hijos, etc. es un factor importante en la estabilidad emocional de los pacientes".
Desde 1984, Zubiri trabaja en el Centro de Psicología del lenguaje y Psicoterapia Psicoanalítica ETHOS de Pamplona y es profesor de enseñanza de la voz erigmofónica en la Asociación Navarra de Laringectomizados. Ha impartido también docencia universitaria como coordinador y profesor del Curso de Especialización en Perturbaciones de la Audición y del Lenguaje-Logopedia.
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