Un estudio publicado en la revista 'BioMed
Central' sugiere que los traumas infantiles pueden estar relacionados
con el tabaquismo adulto, sobre todo en mujeres, de ahí que los autores
recomienden tenerlos en cuenta a la hora de iniciar una terapia para
dejar de fumar.
Las experiencias adversas de la infancia pueden llegar a
permanecer con quien las padece toda su vida, y abarcan desde abusos
físicos o psíquicos a problemas familiares como abandono o la pérdida de
un ser querido. De hecho, uno de los mayores estudios de investigación
realizados al respecto reveló que más del 60 por ciento de la población
adulta presentaba algún tipo de trauma de su infancia.
Aunque ya se sabe que algunos trastornos psiquiátricos, como
la depresión o la ansiedad, aumentan el riesgo de fumar, los autores del
estudio decidieron investigar la presencia de traumas infantiles en
fumadores adultos, para lo que sometieron a un cuestionario a más de
7.000 personas, de los que más de la mitad eran mujeres.
Incluso después de ajustar los datos por factores conocidos
que afectan a la propensión de una persona a fumar, como el alcoholismo o
el hecho de que sus padres fumen durante la infancia del sujeto, las
mujeres que habían sido física o emocionalmente maltratadas fueron de
1,4 veces más propensas a fumar. Asimismo, aquellas cuyo padre había
pasado por la cárcel durante su infancia tenían el doble de
probabilidades.
Según ha explicado una de las autoras del estudio, la
profesora Tara Strine, "lo llamativo del estudio es que el aumento del
riesgo de fumar sólo se haya detectado entre las mujeres", si bien
apunta que "quizá esto sólo quiera decir que los hombres tienen otro
mecanismo de supervivencia a sus traumas infantiles aún por descubrir".
Además, apunta a la necesidad de incluir en las actuales
estrategias de deshabituación tabáquica una especial atención a esta
posible relación en caso de iniciar un abordaje psicológico de aquellas
mujeres que quieran dejar de fumar.
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