Aunque las inyecciones de toxina botulínica A
(Botox) fueron aprobadas por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de
EE.UU., para el tratamiento preventivo de las migrañas crónicas; una
revisión y análisis de estudios anteriores ha observado un beneficio
muy modesto para los pacientes con migrañas crónicas, y dolores de
cabeza diarios.
Además, las inyecciones de Botox no se asociaron con un mayor
beneficio que el placebo para prevenir la migraña episódica, o los
dolores de cabeza crónicos de tipo tensional, según el nuevo artículo,
publicado en la revista 'JAMA'.
"Las migrañas y los dolores de cabeza tensionales son comunes.
Aunque hasta el 42 por ciento de los adultos experimentan dolores de
cabeza de tipo tensional, en algún momento de su vida, la mayoría no
busca ayuda médica. Las migrañas son menos frecuentes, con una
prevalencia, en todo el mundo, entre un 8 y un 18 por ciento, pero se
asocian con una mayor discapacidad.
Las migrañas son responsables de un costo de mil millones de
dólares, en gastos médicos, y 16 mil millones de dólares en
productividad perdida por año, sólo en Estados Unidos", según la
información de respaldo del artículo.
Las inyecciones de toxina botulínica A, se propusieron, por
primera vez, como tratamiento del dolor de cabeza, cuando se observó que
los pacientes con dolores de cabeza crónicos que recibían inyecciones
cosméticas de Botox mostraban mejoras en el dolor de cabeza. Sin
embargo, la literatura médica sobre la eficacia del Botox para el dolor
de cabeza ha sido desigual.
Jeffrey L. Jackson, del Medical College de Wisconsin, en E.UU., y
sus colaboradores, realizaron un meta-análisis para evaluar la
asociación de la toxina botulínica tipo A, con la reducción de la
frecuencia en los dolores de cabeza, cuando se utiliza para el
tratamiento preventivo de la migraña, el dolor tensional, o los dolores
de cabeza crónicos diarios en adultos. Para el estudio, los trastornos
fueron clasificados como dolores de cabeza episódicos (menos de 15
dolores de cabeza por mes), o crónicos (de 15 a más dolores de cabeza
por mes).
Los análisis combinados de los datos, sugieren que la toxina
botulínica A se asoció con un menor número de dolores de cabeza por mes,
en los pacientes con cefaleas crónicas diarias, y entre los pacientes
con migraña crónica. Sin embargo, no se encontró asociación
significativa entre el uso de una toxina botulínica y la reducción en el
número de migrañas episódicas o dolores crónicos de cabeza de tipo
tensional. En comparación con el placebo, la toxina botulínica A se
asoció con una mayor frecuencia de ptosis palpebral (caída del párpado
superior), firmeza de la piel, parestesias (sensación de picor, u
hormigueo), rigidez del cuello, debilidad muscular, y dolor en el
cuello.
En los 4 ensayos que compararon la toxina botulínica A, con otras
modalidades de tratamiento, la toxina botulínica A no se asoció con una
reducción en la frecuencia de las cefaleas, en comparación con el
topiramato o la amitriptilina. La toxina botulínica A tampoco se asoció
con una reducción en la frecuencia de dolores de cabeza, frente al
valproato, en un estudio de pacientes con migraña crónica y episódica.
Por otro lado, la toxina botulínica A se asoció con una mayor reducción
de la intensidad de la cefalea, que la metilprednisolona, en un solo
ensayo con pacientes que sufren crónicos dolores de cabeza de tipo
tensional.
Los autores concluyen que el análisis sugiere que la toxina
botulínica tipo A puede estar asociada con una mejoría en la frecuencia
de la migraña crónica y dolores de cabeza crónicos diarios, pero no con
una mejoría en la frecuencia de la migraña episódica, los dolores de
cabeza crónicos tensionales, o los dolores de cabeza episódicos. Sin
embargo, la asociación de la toxina botulínica tipo A con un beneficio
clínico, fue bastante modesta.
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